Platón, pensador seminal, profundo constructor de sistemas cerebrales y producto de la Edad de Oro de la tradición filosófica griega, puso en marcha un modelo de estabilidad social y política a través de la teoría de la justicia. Esta teoría, basada en la metafísica, explica cómo puede aprovecharse la excelencia humana innata para el desarrollo nacional. La misión de la teoría de la justicia de Platón es promover la división del trabajo que estipula un hombre, un trabajo basado en la división del trabajo y, por extensión, promover la eficiencia y la productividad. Sin embargo, esta teoría ha suscitado numerosas críticas por retratar un orden metafísico monista, autoritario, impositivo e inflexible que parece afectar a la civilización occidental y a aquellos sobre los que influyó. Es en este contexto en el que una base ontológica se convierte en un imperativo para el sólido sustento de la estabilidad social y política. La esencia de este libro, por tanto, es pasar de la ontología tradicional a la ontología fenomenológica con el fin de presentar los multifacéticos talentos humanos para promover el desarrollo.