Los proyectos de desarrollo son empresas complejas que se desarrollan en entornos multiculturales. El éxito de un proyecto viene determinado no sólo por su rentabilidad financiera, sino también por sus beneficios socioeconómicos y su impacto en el bienestar. Para conseguir esto último, es imperativo que los proyectos de desarrollo se planifiquen adecuadamente, se ejecuten concienzudamente y se supervisen. La gestión de los proyectos también debe tener en cuenta las diversidades de los entornos de los proyectos. Sin embargo, en los países en desarrollo, los proyectos se diseñan a menudo como intervenciones técnicas sin una configuración institucional adecuada ni la debida atención a los entornos macroeconómico y político. En consecuencia, los gestores de proyectos, asesores y jefes de equipo se enfrentan con frecuencia a una amplia gama de problemas de gestión. En Nigeria, muchas personas han asumido el cargo de directores de proyecto no por sus conocimientos técnicos y su experiencia de gestión, sino por consideraciones y afiliaciones sociopolíticas. Las adversidades asociadas a esta tendencia suelen manifestarse, entre otras cosas, en proyectos mal concebidos o mal preparados y gestionados.