La agricultura regenerativa es el proceso de restauración de suelos degradados mediante prácticas (por ejemplo, pastoreo adaptativo, siembra sin labranza, uso nulo o limitado de pesticidas y fertilizantes sintéticos, etc.) basadas en principios ecológicos. Estos principios orientan un conjunto de prácticas que los agricultores pueden adaptar a sus contextos medioambientales y culturales específicos. Los principios básicos son minimizar la alteración del suelo, mantener la cubierta vegetal, maximizar la diversidad de cultivos, integrar la ganadería, aumentar la fertilidad del suelo de forma natural, mejorar la gestión del agua, promover la salud de los ecosistemas y la resiliencia comunitaria y económica. Y estos principios pueden obtenerse a través de prácticas clave como la labranza cero, la labranza reducida, los cultivos de cobertura, el acolchado, la diversificación de cultivos, la rotación de cultivos, la agricultura natural, los silvopastos, el pastoreo rotativo, la agricultura ecológica, los biofertilizantes, los biopesticidas, el riego por goteo, el riego por aspersión, la recogida de agua de lluvia, la descarga de aguas subterráneas, el Sistema Agrícola Integrado, la agrosilvicultura, las tecnologías agrícolas resilientes al clima, NICRA, etc.